viernes, 23 de septiembre de 2016

Crear Conscientemente

Inicio de año, felicidad, metas, deseos y sueños.
Habíamos decidido dejar que la vida nos traiga lo que guste traer.
Y pasó enero, también febrero. Y yo empecé a dejar de soñar.
Empecé a pedir perdón al Alma con la que venía hablando a la que me venía acercando. Yo sabía que había Dos Almas destinadas a estar con nosotros, a evolucionar en "nuestro equipo". Pero no estaba ocurriendo.

Y era sano a mis 42 años hacer las paces con los deseos no materializados y seguir adelante. Planear nuevas aventuras, buscar nuevos sueños.
No quería hacer este proceso en Junio cerca de mi cumple, así que empecé a soltar, a llorar esas almas en silencio y dejarlas guardadas como un lindo recuerdo de una linda vinculación, sólo para mi.
Yo amo a mi compañero. Ambos tenemos ganas de formar una familia, pero él no se terminaba de animar. Lo abruma la responsabilidad de ser padre. No es sólo lo económico. Ser padre es muchas cosas.

Yo sabía que para que ellos vinieran, su padre debía "desear" su presencia. Esto no podía de ninguna manera ser un "accidente". Tenía que ser una elección consciente, coherente, acordada y explícita. Tenía que haber una manifestación del tipo: "quiero ser el progenitor de un ser a quien brindarme"  No podía sólo pasar...tal como estábamos haciendo. "Que la vida nos sorprenda"...ese justamente no era el juego.

El Juego se llama Crear Conscientemente.
Y así pasó marzo y abril, pidiendo perdón a estas almas por no poder darles cobijo, acompañarlas y amarlas todos los días de su vida. Entre desilusiones por lo que no pasaba y lágrimas de dolor y absoluta incomprensión, pasaba mis días tratando de asimilar que la maternidad ya estaba fuera de las opciones de mi biología.

Una visita al médico confirmó mis temores: "con tu edad, tus hormonas, tus mismas y tu sobrepeso, podes decirle definitivamente Adiós a la maternidad".
Y yo no podía creer que sólo la ciencia determinara las cosas en mi mundo mágico. Pero a la vez debía aceptar que había cosas que no estaban pasando. Incredulidad, shock, estática. No sabía cómo reaccionar. Era lógico que mi período siguiera apareciendo mes tras mes. Sólo que yo no podía convencerme de ese resultado. Algo dentro mío se negaba a aceptar esa realidad.

En Mayo tuve que decidir cambiar de vivienda y de trabajo. Él me ofrece vivir juntos. Lo pensé mucho. Estuve a punto de decir no. Barajé otras 4 posibilidades. Pero en nombre del amor que nos tenemos, debo decir que siempre la mejor opción eran sus brazos.

Así que los primeros días de Junio había aceptado vivir con él. 
Casualmente en mayo él conoce a una niña con la que congenia de maravillas y viene feliz diciendo: "Quiero tener una hija". Yo lo miraba sin entender. El estaba descubriendo que le gustan los niños. Y estaba manifestando que le gustaría tener a un bajito en casa a quién entregarse.
Lo miré con tristeza sin poder decir ni una palabra. Las cosas no sucedían en ese sentido para nosotros desde Enero...
Hablando con una amiga, me pregunta cómo estamos con la búsqueda del bebé, y le explico que si él no lo elige yo no quiero. Que tengo que aceptar mi edad y mi biología y que la maternidad es un sueño de otra vida para mi. Cerré el capítulo. De aquí en más, otras experiencias. Eso dije totalmente convencida. Y allí terminó mi romance con la idea de ser madre que me hostigaba desde los 20.

Una noche a mitad de la madrugada, como soñando, veo un cuadro, una pintura o algo de arte, y pensé: "Ahora me voy a embarazar". 
Pasó. Los días siguieron, iguales que hacía meses. Empezamos a embalar mis pertenencias para la mudanza. Y empecé a sentirme como apenas mareada. No dije nada. Debe ser emocional. Más la mudanza, más el cambio de trabajo... estrés. "Ponte las pilas y deja de mariconear".

Durante toda la semana hice de cuenta que todo era normal. Yo me quería sentir normal. No quería traer problemas o acaparar la atención con este tipo de cosas. Me obligué a volver a como estaba antes. Sin el mareíto. Pero fue imposible.
Estábamos embalando cosas y yo le dije "me siento rara". "Rara cómo?" "No se, Rara...como mareada. Debe ser el tole tole del laburo y la mudanza"
Pero a los dos días el estado de rareza no desaparecía. Tenía 5 días de atraso (o más) y era evidente que no iba poder dilatar mucho más la prueba de embarazo.
Luego de ordenar todo para que venga el camión de mudanzas a llevar las cosas, fuimos a la farmacia, entre bromas y nervios.

"Amor...podes venir?"...y el silencio que escuché fue el más largo de toda mi vida. él venía por el pasillo con cara de gracia...cómo se atrevía! Lo que yo menos quería era darle vuelta la vida, mudarme con él y encima... todo junto!

Yo estaba en shock. Le digo que mire si esa ramita suavecita también la ve él, o es sólo una alucinación mía. Él dice "Y si son mellizos?"
Casi me muero! Él también la veía!! Pero ojo!! pará! no te emociones!!! tenes 42...3 miomas, sobrepeso, esto puede degenerar, no te pongas contenta! precaución!
Así que me tomé todo con otra tónica, hice la mudanza, levanté todas las cajas q pude, empujé 7 metros el lavarropas...y a los 2 días otro test!

Sisi!! la ramita es más fuerte! para!! no te pongas feliz, puede pasar cualquier cosa, el 70% de los embarazos se pierde en este trimestre. No festejes. Puede terminarse en cualquier momento! Pará!
Pero a la semana seguía oscureciendo el marcador.
Y finalmente un cuarto test de embarazo superpositivo y finalmente la visita al médico, quien manda una ecografía para confirmar el embarazo y ver la correcta implantación.

Al fin la FELICIDAD!!  (Pero eso te lo cuento entorno post ;)